La obesidad es definida por la organización mundial de la salud (OMS) como “una acumulación anormal o excesiva de grasa que puede ser perjudicial para la salud”. Es un vehículo que nos puede conducir a muchas enfermedades no solo físicas sino también mentales, al mismo tiempo que va destruyendo silenciosamente la calidad de vida de quien la padece.

A pesar de que para muchas personas, la obesidad sigue siendo un tema que tiene que ver única y exclusivamente con la belleza física, la realidad es otra para quien la vive.

La forma de ver la obesidad, como algo que tiene o no tiene que ver con nuestra belleza física, viene dado por el mismo ambiente cultural y de ideas en que crecimos y en este sentido la familia juega un papel muy importante. De hecho esa sería la razón que podría llevar a muchas personas a sentirse inconformes con su peso actual, inconformidad que se puede manifestar en una ansiedad por querer ganar peso o perder peso, independientemente si la persona se encuentra o no en su peso ideal y es que la presión social que genera, comentarios como: “te ves muy fea ahora que bajaste de peso” “te ves mejor ahora que estas gordita”, hacen que las personas se desenfoquen de la importancia de tener un peso saludable, más allá de la apariencia física.

El miedo y la tristeza que generan los comentarios desmotivadores, pueden conducirnos a elegir mal lo que vamos a comer; sin embargo, esas emociones en sí mismas, no son las responsables de que comamos más al final del día, ya que nosotros mismos nos convertimos en autores de nuestra ingesta excesiva, al prestarle atención a los comentarios que nos desenfocan del propósito de crear hábitos saludables, afrontando de forma incorrecta las emociones generadas por comentarios superficiales.

De igual manera, la obesidad es capaz de producir una baja autoestima que puede llevar a la persona a manifestar: depresión, ansiedad, poca confianza en sí misma, autorechazo, aislamiento social, poca constancia en las cosas que se quiere lograr, etc., todas estas emociones y estados de ánimo pueden impactar en nuestros hábitos de alimentación, la manera en que seleccionamos nuestros alimentos, la forma en que los preparamos e inclusive las cantidades que ingerimos, pero a su vez lo que comemos puede influir en como nos sentimos y esta es la forma en que se va produciendo un círculo vicioso donde la condición de obesidad deja de limitarse a la apariencia física como tal.

Nuestra recomendación es que:

  • Busques ayuda profesional que te guie a ser consciente de lo que comes y te ayude a ser firme en la decisión de mantener un peso saludable, ya que cuando logramos perder peso y mejor aún, mantener esa pérdida de peso, no solo se transforma nuestro cuerpo sino también nuestra mente.

Recuerda:

  • Esas libras de más llegaron con los meses o con los años, nadie cae en obesidad de hoy para mañana, por eso es importante que en el proceso de lograr un peso saludable, tengas mucha paciencia contigo mismo (a), comprendiendo  que pequeños cambios irán marcando la diferencia. Esos cambios transformarán de forma positiva tu interior y como consecuencia tu apariencia física.

Dejar respuesta

Please enter your comment!
Please enter your name here